En el mundo del marketing siempre tenemos que vigilar lo que está haciendo la competencia: para posicionar nuestro producto, para detectar oportunidades y amenazas, para inspirarnos... Por ello, es necesario contar con herramientas que nos ayuden a sistematizar el análisis. Y esto es lo que se conoce como "benchmark".
En este artículo descubriremos sus tipos, beneficios, casos prácticos y cómo aplicarlo paso a paso para que se convierta en una ventaja competitiva real.
El benchmarking es una metodología que se basa en comparar procesos, productos o servicios propios con los de competidores directos o referentes en otros sectores, con el fin de detectar buenas prácticas, optimizar resultados y encontrar áreas de mejora continua.
Esta técnica permite aprender de quienes ya están obteniendo buenos resultados, no para copiar, sino para adaptar lo que funciona a la propia realidad. El benchmarking también ayuda a tomar decisiones estratégicas más informadas, detectar tendencias del mercado y elevar el nivel de competitividad en cualquier sector.
Dentro de esta definición general, podemos encontrar diferentes tipos de benchmark:
Benchmark externo: es el más habitual y el más cercano a la definición que acabamos de dar. En él se compara la situación de diferentes empresas de la competencia, desde la más directa hasta la secundaria o aspiracional. Una herramienta muy común en los benchmark externos es el DAFO, que sirve para detectar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de la empresa.
Benchmark interno: a veces, lo que se quiere comparar no es la situación de diferentes empresas, sino de diferentes áreas dentro de una misma empresa. Por ejemplo, podemos comparar el rendimiento de los agentes comerciales en diferentes provincias, o los resultados de varias marcas pertenecientes a la misma empresa.
Benchmark funcional: en este tipo de análisis, comparamos a nuestra empresa con ejemplos de éxito de otros sectores, pero que no están dentro de los competidores directos. Un ejemplo muy famoso de ello es Starbucks, que optimizó el sistema de preparación de sus bebidas basándose en las cadenas de montaje de Toyota.
Benchmark integral: un análisis completo que abarca los tres tipos anteriores.
Para entender mejor cómo se aplica el benchmarking en el día a día de un equipo de marketing, veamos algunos ejemplos que ilustran su utilidad y potencial.
Analizar la frecuencia de publicación, tipos de contenido, engagement y crecimiento de seguidores de tus competidores puede ayudarte a optimizar tu estrategia en canales clave. Por ejemplo, identificar qué formatos generan más interacción en Instagram o qué horarios funcionan mejor en LinkedIn.
Comparar el posicionamiento orgánico de tu web con el de tus principales competidores permite detectar oportunidades de contenido, palabras clave relevantes o mejoras técnicas. También es útil para descubrir brechas que aún no están explotando otras marcas.
Observar el estilo editorial, los formatos utilizados (vídeos, ebooks, casos de éxito) o la cadencia de publicación de otras empresas puede servir para redefinir tu propio plan de contenidos. Especialmente útil en sectores B2B o con ciclos de venta largos.
Aunque no siempre es posible conocer cifras exactas, herramientas como Similarweb o Ad Library de Meta permiten estimar campañas activas, creatividades utilizadas y segmentaciones. Esto facilita ajustar tus campañas pagadas y proyectar un KPI como el ROAS de forma más realista.
Estos ejemplos demuestran que un benchmark bien planteado no es un ejercicio teórico, sino una herramienta práctica para refinar tu enfoque, evitar errores y acelerar el aprendizaje.
Decide qué quieres conseguir. ¿Por qué estás haciendo un benchmark? Debes definir claramente tus objetivos para saber qué tipo de análisis te interesa más (interno, externo o funcional) y cuáles son los KPI que deberías incluir.
Identifica a la competencia. Para establecer con claridad el marco del análisis, debemos saber cuál es nuestra competencia directa e indirecta, así que si aún no lo has hecho, es el momento de llevar a cabo una buena investigación del mercado. Según la situación y la amplitud del análisis que quieras hacer, quizá tengas que hacer una selección de tus competidores principales para que no se vuelva inabarcable.
Mide los KPI que has definido. En esta fase, tendrás que extraer los datos relevantes sobre todas las empresas seleccionadas y clasificarlos.
Analiza la información. Esta es quizá la fase más importante, ya que tenemos que darle sentido a todos los datos que hemos extraído en la etapa anterior para obtener conclusiones. Compara tus datos y los de la competencia y céntrate en definir las posibles áreas de mejora para tu empresa.
Aplica las conclusiones del benchmark. Al final, el resultado de todo este trabajo debería ser una serie de mejoras para aplicar en tu empresa, que sean factibles a nivel práctico y que consigan mejorar los resultados. Por tanto, el último paso será llevar a cabo estas mejoras y realizar un análisis posterior para ver si han conseguido el objetivo que buscábamos.
Contar con las herramientas adecuadas es fundamental para realizar un benchmarking riguroso y accionable. En el entorno digital actual, existen plataformas que permiten recopilar datos clave, analizarlos y convertirlos en decisiones estratégicas. Estas son algunas de las más útiles según el tipo de análisis que desees realizar.
SEMrush, Similarweb y Ahrefs: estas herramientas son imprescindibles para el análisis SEO y de tráfico web. Permiten comparar palabras clave, backlinks, posicionamiento orgánico, rendimiento de URLs y estimaciones de tráfico mensual. Son ideales para evaluar la visibilidad digital de tus competidores y encontrar oportunidades de posicionamiento.
Socialbakers y Metricool: pensadas para redes sociales, ofrecen estadísticas detalladas sobre engagement, frecuencia de publicación, crecimiento de audiencia y rendimiento por tipo de contenido. Son muy útiles para comparar perfiles de marca y detectar patrones exitosos.
Google Trends y Google Analytics 4: Google Trends ayuda a analizar la evolución del interés por términos de búsqueda en distintos mercados, mientras que GA4 permite monitorizar tu propio rendimiento y compararlo frente a estándares del sector si integras datos externos.
Benchmarking online con Excel, Looker Studio o dashboards comparativos: las hojas de cálculo y plataformas de visualización de datos permiten consolidar la información recogida y transformarla en dashboards comparativos. Esto facilita la toma de decisiones y el seguimiento de KPIs en el tiempo.
Estas herramientas no solo hacen más fácil el benchmarking, sino que lo convierten en un proceso continuo y escalable. Al integrarlas en tu stack de análisis, conviertes los datos en una ventaja competitiva sostenible.
Aunque el benchmarking es una herramienta poderosa, su impacto puede diluirse si se comete alguno de estos errores frecuentes. Evitarlos es clave para garantizar que el análisis sea útil, aplicable y genere valor real para la estrategia de marketing.
Analizar empresas que operan en otro nivel de recursos, público o madurez puede llevar a conclusiones irrelevantes o incluso perjudiciales. Lo ideal es seleccionar referentes con un contexto similar al tuyo o con los que compartas segmentos específicos del mercado.
Sin una meta definida, el benchmarking se convierte en una recopilación de datos sin dirección. Antes de empezar, es necesario saber qué aspecto quieres mejorar: visibilidad, conversión, contenido, inversión, etc.
Basar el análisis en fuentes parciales o métricas sin contexto puede distorsionar los resultados. Es fundamental utilizar herramientas fiables, contrastar datos y entender sus limitaciones.
El valor del benchmark no está en los informes, sino en las decisiones que se derivan de ellos. Una vez extraídas las conclusiones, deben integrarse en la estrategia y convertirse en mejoras concretas.
El benchmarking no es una acción puntual, sino una práctica continua. Revisar periódicamente los indicadores clave y ajustar el análisis en función de la evolución del mercado es lo que permite mantener la competitividad.
Evitar estos errores mejora significativamente la calidad del análisis y asegura que el benchmarking se convierta en un motor real de crecimiento y optimización.
Saber qué es un benchmark y aplicarlo con un enfoque estratégico puede suponer una diferencia sustancial en la forma en que una empresa gestiona sus decisiones de marketing. Lejos de copiar lo que hacen otros, se trata de aprender, inspirarse y mejorar con base en datos objetivos y comparables.
El benchmarking ofrece una vía para conocer mejor el entorno competitivo, identificar buenas prácticas, y sobre todo, reconocer puntos de mejora internos. Combinado con herramientas adecuadas y la visión analítica que puede implementar una agencia de marketing digital, se convierte en una palanca poderosa para optimizar procesos, campañas y resultados globales.
Pero para que funcione, debe formar parte de un proceso activo, alineado con los objetivos de la organización, y conectado con indicadores relevantes como el KPI. Solo así se traduce en decisiones reales que generen impacto.